jueves, 26 de febrero de 2009

El perro atado


Hoy vi una noticia que me dio miedo de verdad. No tiene que ver con la inseguridad de los tiempos modernos, que como suelen vendernos los medios parecen ser el único gran problema mundial y la bestia a la cual todos debemos temer indefectiblemente.
Tampoco tiene que ver con la política nacional, que presenta un escenario de aparente resquebrajamiento del oficialismo y utilizo “aparente” porque creo que en el fondo no es más que un show levantado por los mismos de siempre. Tampoco con el calentamiento global y los desastres ecológicos, que por cierto, más de una vez invadieron mis pensamientos e hicieron tambalear mi calma.

La noticia tiene que ver con el legendario enemigo público de todos los argentinos: El Fondo Monetario Internacional. El FMI en los ´90 y junto con el Banco Mundial, supieron llevar a cabo el mecanismo de implantación de políticas más exitoso de los últimos tiempos, el Neoliberal, que en Argentina se conoció bajo el nombre de Carlos Menem. Aunque sabemos, data de antes. Por esos años de extrema perversidad social, gobernaba un simpático demócrata en Estados Unidos: Bill Clinton. También por esos años conocimos el significado de la desocupación y las políticas del Estado ausente de la mano de los valores individualistas, necesariamente.

Hoy el mundo es otro. Sin embargo, y a pesar de la felicidad de muchos que vimos asumir al primer afroestadounidense como presidente norteamericano, con él vuelve el primer gobierno demócrata después de la era Clinton. Vuelve el proteccionismo obvio tras la gran crisis que afronta el imperio y con él la desventaja para nuestras empresas exportadoras. Y vuelve, aparentemente, el FMI…

Un portavoz dijo que en los próximos meses esta entidad realizará una revisión anual de la economía argentina. Las justificaciones se encuentran en el artículo 4 de algún texto de puño y letra de la misma institución, que lo establece como un mecanismo legítimo de control. Es genial: ellos hacen sus reglas, ellos se justifican, ellos se legitiman, nosotros pagamos. Siempre.

Desde el 2006, luego de haber sido pagada nuestra deuda con el FMI, el gobierno se negó al control que la institución pretendía hacer. Ahora parece no importar nuestra posición como país soberano. Me temo que se viene de nuevo un intento de invasión política, económica y cultural por parte del país del norte, quien bien sabe mover los hilos del Fondo Monetario.
Si acaso esa colonización había empezado a desaparecer con la paga de nuestra deuda o E.E.U.U. se había olvidado de supervisar a Latinoamérica porque se quedó bizco de mirar para el Medio Oriente; me temo que con este anuncio volvemos a estar en su campo visual, en el blanco de tiro.

Por suerte, ahora tenemos un bagaje que nos dice qué pasó y que nos recuerda a cada rato quiénes somos. Para que no lo olvidemos jamás. Para que no nos vuelvan a quitar el pensamiento autónomo, el del Sur, si es que ahí se nos ocurre ubicar a esta patria en el mapa. Que no se repita.

lunes, 23 de febrero de 2009

El nuevo disfraz de la esclavitud


Esclavo: Estado de esclavo. Según la RAE
. Sujeción rigurosa y fuerte a las pasiones y afectos del alma.
. Sujeción excesiva por la cual se ve sometida una persona a otra, o a un trabajo u obligación.
. Hermandad o congregación en que se alistan y concurren varias personas a ejercitarse en ciertos actos de devoción.

La Revolución francesa, que para muchos historiadores fue la bisagra que dividió la Edad Media de la era moderna, promulgó el lema “libertad, igualdad y fraternidad”. La primera palabra de la insignia retrata los infinitos intentos de la burguesía por erradicar del mapa los modos de trabajo servil.



Con el paso del tiempo, la bandera levantada por aquellos burgueses se convirtió en sentido común y los intentos de éstos se cristalizaron alrededor del globo terráqueo: el mundo abolió la esclavitud y todos los hombres se convirtieron en individuos libres… ¿O no?


El 2009 muestra un panorama bastante diferente del que pudieron soñar personajes como Montesquieu o Rosseau: la proclamada libertad es un privilegio para pocos, sobretodo luego de la Guerra Fría cuando todo el mundo comienza a funcionar bajo la misma lógica.



Ese paradigma significó la fragmentación de los mercados laborales a medida que el intercambio iba en aumento, la profundización de las desigualdades de acceso al empleo tanto entre países de “primer mundo” como en los periféricos, así como dentro de cada nación. La esclavitud sigue asechando pero esta vez con un nuevo disfraz.


Las estadísticas de desocupación descendieron pero la realidad grita que ya no es un problema de cantidad de personas empleadas, es el trabajo el que no es capaz de garantizar las condiciones de una vida digna. Hoy, es posible ser pobre y empleado, porque ambas estadísticas suben, porque la lógica del trabajo cambió.



Estados Unidos instala en los ´90 el workfare, una política de asistencia remota a personas que deben aceptar cualquier condición laboral que le propongan para insertarse en el mercado laboral, en todos los casos mal pago: pasantías, situación de subocupación (trabajo por debajo del nivel de lo esperado) o empleos en otras especialidades que no tienen que ver con las que la persona estudió. Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) el trabajo a tiempo parcial estalló y permite a las empresas no pagar los tiempos muertos a sus empleados.


El trabajo forzoso, por el contrario de haber quedado abolido con la implantación de los principios de la Revolución francesa, se afianza con la ejecución de la amenaza y la coacción. La explotación laboral la sufren 12,3 millones de personas en todo el mundo, según la Buró Internacional del Trabajo (BIT).


Bajo estos niveles, es difícil creer que en algún lugar del mundo exista una libertad sin fines de lucro pues, hasta los primeros países en levantar la bandera de la burguesía del 1700 son víctimas de la esclavitud moderna.



A primera vista, un solo interrogante se cae de esta conclusión: si la abolición de la esclavitud antigua significó el quiebre de un ciclo a otro, romper con los cánones de la esclavitud “con libertad”, ¿será entonces el paso hacia una nueva era?

sábado, 21 de febrero de 2009

MMV


En el paraíso del sin fin de tu caverna,
me encuentro atrapada,
con la certeza del desconcierto,
que lleva mi alma más allá de mi,
más allá de todo.


Como queriendo salir
está cabalgando en mi pecho
que retumba y me marea
que se cae de mí y me aleja.


En el instante que desaparezca,
sola estaré con la máquina
que media mis deseos,
y sin más remedio
la loca aventura que está acabando
me pondrá frente a ella;
una vez más
me citaré con la Soledad.

jueves, 12 de febrero de 2009

El eslabón 97


Eran las 17 cuando el clima comenzó a espesarse. Algo se estaba gestando. La entrevista programada, después de una larga espera, fue cancelada por la abuela. Todos los presentes comenzaron a agitarse, la energía corporal de cada uno fue cambiando.

Una voz femenina se escurría entre las rendijas que dejaba la puerta doble hasta la pared de aquella casa vieja. Desde afuera, sólo una imagen: los vidrios repartidos con cristales opacos y la madera barnizada que guardaban detrás un secreto. Un eslabón había sido encontrado. La voz se convirtió en sollozo y al instante en llanto. Los gritos se incrementaron. La angustia le permitió apenas un "gracias Estela". Nuestras miradas eran cada vez más intensas y aunque los secuaces nos echaban, los ajenos queríamos ser parte. Llegamos hasta la línea que divide a un curioso y un desubicado. No nos importaba.

La puerta se abrió de una vez y para siempre. Una muchacha de unos 30 años salió hecha un tsunami de aquella oficina. “Encontraron a mi hermana”, liberó al fin en aquella voz femenina cargada con al menos 15 años de búsqueda.

La presidenta de la organización espectaba serena, triunfante; lo había hecho de nuevo. Juliana dio con el eslabón perdido que le faltaba a su árbol genealógico. Todos nos estremecimos. Yo me paralicé, estaba en las coordenadas precisas en el momento indicado.

No importa cómo sea tu reacción. Aunque prefieras no enterarte, una búsqueda terminó. Ya no sos un desaparecido. El tesoro fue hallado. La Argentina te encontró y yo fui testigo.