Hoy vi una noticia que me dio miedo de verdad. No tiene que ver con la inseguridad de los tiempos modernos, que como suelen vendernos los medios parecen ser el único gran problema mundial y la bestia a la cual todos debemos temer indefectiblemente.
Tampoco tiene que ver con la política nacional, que presenta un escenario de aparente resquebrajamiento del oficialismo y utilizo “aparente” porque creo que en el fondo no es más que un show levantado por los mismos de siempre. Tampoco con el calentamiento global y los desastres ecológicos, que por cierto, más de una vez invadieron mis pensamientos e hicieron tambalear mi calma.
La noticia tiene que ver con el legendario enemigo público de todos los argentinos: El Fondo Monetario Internacional. El FMI en los ´90 y junto con el Banco Mundial, supieron llevar a cabo el mecanismo de implantación de políticas más exitoso de los últimos tiempos, el Neoliberal, que en Argentina se conoció bajo el nombre de Carlos Menem. Aunque sabemos, data de antes. Por esos años de extrema perversidad social, gobernaba un simpático demócrata en Estados Unidos: Bill Clinton. También por esos años conocimos el significado de la desocupación y las políticas del Estado ausente de la mano de los valores individualistas, necesariamente.
Hoy el mundo es otro. Sin embargo, y a pesar de la felicidad de muchos que vimos asumir al primer afroestadounidense como presidente norteamericano, con él vuelve el primer gobierno demócrata después de la era Clinton. Vuelve el proteccionismo obvio tras la gran crisis que afronta el imperio y con él la desventaja para nuestras empresas exportadoras. Y vuelve, aparentemente, el FMI…
Un portavoz dijo que en los próximos meses esta entidad realizará una revisión anual de la economía argentina. Las justificaciones se encuentran en el artículo 4 de algún texto de puño y letra de la misma institución, que lo establece como un mecanismo legítimo de control. Es genial: ellos hacen sus reglas, ellos se justifican, ellos se legitiman, nosotros pagamos. Siempre.
Desde el 2006, luego de haber sido pagada nuestra deuda con el FMI, el gobierno se negó al control que la institución pretendía hacer. Ahora parece no importar nuestra posición como país soberano. Me temo que se viene de nuevo un intento de invasión política, económica y cultural por parte del país del norte, quien bien sabe mover los hilos del Fondo Monetario.
Si acaso esa colonización había empezado a desaparecer con la paga de nuestra deuda o E.E.U.U. se había olvidado de supervisar a Latinoamérica porque se quedó bizco de mirar para el Medio Oriente; me temo que con este anuncio volvemos a estar en su campo visual, en el blanco de tiro.
Por suerte, ahora tenemos un bagaje que nos dice qué pasó y que nos recuerda a cada rato quiénes somos. Para que no lo olvidemos jamás. Para que no nos vuelvan a quitar el pensamiento autónomo, el del Sur, si es que ahí se nos ocurre ubicar a esta patria en el mapa. Que no se repita.